A veces cuando mamá inventaba alguna de sus recetas saludables, quería correr.
Mito o leyenda lo cierto es que la palabra me asusta un poco, más cuando disfrutaba mucho el hecho de ser niño y no privarme de las cosas ricas de la vida. Entendía que lo saludable eran ensaladas y que todas las ensaladas eran saludables. Así que decidí que no me gustan las cosas saludables.
Le huí por un tiempo a mamá y sus preparaciones, hasta un día que mis abuelos me llevaron a la finca, que desde luego es uno de mis lugares favoritos. Ellos también se empeñaban en ofrecerme alguna que otra cosa sinónimo de ensalada. Fue así que le confesé a mi abuelito que detestaba aquellos alimentos, y que no era para mí agradable comerlos. Él como siempre muy cariñoso decidió llevarme a explorar la finca. Con palito, sombrero y botas de caucho lo acompañé.
Empezamos por el corral de las gallinas; Ves que no hay gallinas me dijo, sorprendido le pregunté ¿las vendiste?; a lo que me contestó sonriente: ¡no! corren libremente por el campo y solo vienen acá a dormir y poner sus huevos. Son huevos que están libres de hormonas de crecimiento, que son obtenidos de un animalito que se encuentra libre, sin estrés y en su habitad natural. A esos huevos les llaman: ¡ORGÁNICOS! Continuamos por los cultivos.
¡Estos tomates también son orgánicos! me dijo, yo no le vi nada diferente a esos tomates y los que compra mi mamá en el supermercado. Mi expresión fue desinteresada. Mi abuelo continúo su explicación: Son orgánicos porque no usamos pesticidas ni fertilizantes químicos para sus cultivos, controlamos la humedad del suelo para evitar que los insectos los destruyan y usamos fertilizantes naturales. Creo que en ese momento yo seguí con la misma expresión, ya que añadió: Eso te permite comer algo libre de venenos y químicos que afecten tu salud, en ese momento lo pensé y decidí recibirle el tomate que tenía en la mano que estiraba en dirección a mí, lo probé con mucho esfuerzo pero descubrí un fruto jugoso y fresco que disfruté.
Así continuo su recorrido y yo seguí conociendo más de los alimentos orgánicos. Lo cual me llevo a la conclusión de que la alimentación saludable es sinónimo de alimentación orgánica. Esta visita también cambio mi manera de ver las ensaladas siempre y cuando fueran hechas con productos orgánicos. Creo que mi madre agradeció enormemente a mis abuelitos el paseo ilustrativo y yo cambie mi forma de ver la alimentación saludable.
Proteger nuestro planeta es una misión para grandes y chicos.