Es un espacio para el juego simbólico de lo cotidiano. Aquí los niños pueden jugar a la casita, el consultorio, el supermercado y/o la oficina. En este tipo de juego los niños y las niñas afianzan la autoconfianza y seguridad en sí mismos y en la ejecución de un sinnúmero de acciones que les genera el sentido de autonomía y el fortalecimiento de sus competencias relacionales.